"La aventura, la gran aventura, es contemplar cómo aparece una cosa desconocida cada día delante de tus ojos".

-Henry Cartier-Bresson-

9 mar 2014

Viajes: El Camino de Santiago (I)

Empezar un viaje siempre es excitante y en el caso del Camino de Santiago creo que lo es aún más, sobretodo si es la primera vez que se hace. Aparte de los motivos que podamos tener para emprender una aventura así (cada uno tiene los suyos), saber que iba a recorrer caminos cargados de historia y que lo iba a hacer a la antigua usanza produjo en mí un sentimiento de expectación, a la vez que muchas preguntas: ¿Qué voy a encontrarme? ¿Cómo será la experiencia? ¿Aguantaré físicamente? ¿Qué me llevo? ¿Voy preparada?...

Mi propia silueta junto con otros tres peregrinos en un camino rural de Navarra.
Panasonic LUMIX DMC-LX3
f6,3 - 1/125" - ISO 80

Una de las cuestiones que me asaltaba los días previos a mi partida era... ¿Qué cámara me llevo? Para un fotógrafo (o cualquier aficionado a la fotografía), emprender un viaje sin su cámara es poco menos que un sacrilegio, pero en este caso el peso del equipo era un factor vital para conseguir llegar a Santiago sin excesivos problemas. Mi idea era hacer el camino desde Roncesvalles, sola, cargando con mi propia mochila (si, hay servicio de transporte de mochilas de albergue a albergue) y documentar el viaje fotográficamente. Vamos, un reportaje desde dentro, donde incluso, pretendía disfrutar del camino! Así que (y sintiéndolo en el alma) dejé en casa mi D300s con toda la cristalería y partí con la compacta al cinto y una mochila de 35 lt. a la espalda con 8 kg de cosas "imprescindibles" (entre ellas otra batería, dos tarjetas SD y el cargador).

Una vez en camino, me fui fijando y -fotográficamente hablando- había de todo. Peregrinos que llevaban sus réflex (eso si, la mayoría de ellas puestas en modo automático) colgadas al cuello o en una de esas fundas para el cinturón, multitud de cámaras bridge, caminantes con compactas de más o menos buena estirpe, gente que tomaba sus fotos con el teléfono móvil, muchas cámaras go-pro en los manillares de las bicis e incluso había algún que otro paria fotográfico que no hacía fotos! Inaudito!

Una solitaria amapola en un campo de trigo de camino al Alto del Perdón (Navarra)
Panasonic LUMIX DMC-LX3
f2,8 - 1/500" - ISO 80

Hacer el Camino de Santiago supone un reto a varios niveles. Físicamente es duro, si, pero al final eres tú quien decide lo que vas a caminar cada día, el ritmo que puedes aguantar y cuando parar a descansar. Orográficamente no es para nada complicado... cuidado, iniciar la ruta en Saint Jean Pied de Port sí que supone un desafío bastante importante ya que empezar con 1300 metros de desnivel positivo puede ser demasiado en una ruta de treinta y tantos días. Pero para los que, como yo, empezamos en Roncesvalles el camino -sin ser para nada llano- es perfectamente asequible si vamos un poco preparados y respetamos los límites que nos marca nuestro organismo.

En lo fotográfico, el Camino está repleto de escenas, paisajes y ocasiones para detenerse a fotografiar. He aquí el problema... si paramos demasiado esto afectará a nuestro ritmo, si "tiramos" sin parar no tendremos fotos de recuerdo... El secreto es, como en casi todo en la vida, encontrar un ritmo adecuado, tanto para andar como para afotar.

Una peregrina llenándose de energía encaramada en la muralla de Viana  (Navarra).
Panasonic LUMIX DMC-LX3
f6,3 - 1/1300" - ISO 80

Dicen que aunque empiezas el camino solo, nunca lo terminas solo. Esto es así, ya que inconscientemente tendemos a juntarnos con la gente con la que nos sentimos más a gusto. Charlas con unos, comes con otros, te vas encontrando en los albergues con caras conocidas, te juntas con dos o tres más para hacer una colada... y sin saber muy bien cómo, un día te das cuenta de que tienes un grupo. El Camino te junta y el Camino te separa. Al menos eso es lo que me sucedió a mí, y pronto me di cuenta que cuando paraba a tomar fotografías los demás seguían caminando y luego me costaba un esfuerzo extra volver a cogerlos. Tampoco me preocupaba en exceso, pero inconscientemente eso puede hacer que hagas menos fotos de las que querrías...

En el Camino, las jornadas empiezan muy pronto. A partir de las 5 y pico de la mañana ya se empiezan a oír cremalleras de los sacos de dormir, aunque hay albergues que prohíben salir antes de las 6, para evitar que los excesivamente madrugadores molesten a los que todavía están durmiendo. Lo normal es que la diana sea a partir de las 6, y que cada uno se vaya desperezando a su ritmo y poniéndose en camino de manera gradual hasta que, a las 8, el hospitalero eche con más o menos miramientos a los más tardones.


Ruinas del antiguo convento de San Pedro, Viana. (Navarra)
Panasonic LUMIX DMC-LX3
f6,3 - 1/60" - ISO 80
Como hemos dicho, cada uno tiene su ritmo, su horario y su kilometraje diario. No hay obligación de recorrer una determinada cantidad de kilómetros cada día, pero lo más habitual es que se salga pronto y se camine (con más o menos paradas) hasta la hora de comer o primera hora de la tarde. La media es hacer entre 25 y 35 km diarios (entre 6 y 8 horas de caminata). Los albergues públicos no aceptan reservas, esto es, se van llenando por riguroso orden de llegada, por lo que es a partir del mediodía cuando se van ocupando de peregrinos que dan por finalizada su jornada.

¿Qué significa todo esto? Que nos encontraremos en camino coincidiendo con las mejores horas de luz: No hay nada comparable a cuando la luz acaricia el paisaje a primera hora del día... luego el sol va subiendo y al mediodía en lugar de acariciar golpea con luces durísimas. Así pues, no desaprovechemos esas primeras horas de luz suave, aunque tengamos que parar más veces. Pero cuidado, no descartemos las luces duras de por sí... cada luz tiene sus aplicaciones, sólo hay que estar un poco atentos.

Monasterio de Santa María la Real, Nájera (La Rioja)
Panasonic LUMIX DMC-LX3
f7,1 - 1/640" - ISO 200

¿Y por la tarde? Aquí si que no hay nada escrito... unos aprovechan para descansar y curarse los pies, otros lavan la ropa del día, algunos dedican esas horas de asueto a leer o a escribir un diario, muchos se van a tomar algo para estrechar los lazos de la reciente amistad... depende del sitio donde estemos podemos incluso visitar algo de la localidad... ¿Yo? pues un poco de todo, y hacer fotos con más tranquilidad, naturalmente!


Algunos llevan un diario con sus impresiones sobre el viaje. Belorado (Burgos)
Panasonic LUMIX DMC-LX3
f8 - 1/2000" - ISO 80

Lo que sí es cierto es que (al menos es lo que me pasó a mí) si hacemos el Camino en primavera el ocaso nos sorprenderá en horas cada vez más intempestivas para nuestro ritmo de caminantes... me explico. Al empezar la jornada tan pronto y andar entre 6 y 8 horas diarias, nuestro cuerpo nos pedirá descanso más pronto de lo habitual... A la vez, ir hacia el oeste significa que cada día oscurece más tarde. A nivel práctico... que la puesta de sol puede pillarnos cenando o incluso ya en el albergue preparándonos para ir a dormir. Es habitual que muchos albergues cierren a las 22 y se decrete silencio a partir de las 22.30. Recuerdo especialmente un día que salí a la carrera del bar donde estábamos cenando para intentar captar una bonita puesta de sol... cuando volví, mi menú del peregrino ya estaba frío. 

Puesta de sol en Hontanas (Burgos)
Panasonic LUMIX DMC-LX3
f8 - 1/80" - ISO 80

Os seguiré contando más cosas acerca del Camino de Santiago y de sus posibilidades fotográficas en un próximo post de este blog. Como decíamos en el Camino... este viaje continúa.



Podéis seguir leyendo la segunda y la tercera parte sobre el Camino de Santiago en estos enlaces:
Camino de Santiago (II)
Camino de Santiago (III)


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