"La aventura, la gran aventura, es contemplar cómo aparece una cosa desconocida cada día delante de tus ojos".

-Henry Cartier-Bresson-

8 jun 2014

"La Escuelita". El Viaje de Marian.

Porqué no todos los viajes son iguales. Porqué no todos los viajeros somos iguales. Porqué hay mil razones para viajar. Hoy la historia de su viaje la cuenta Marian, mi amiga de Buenos Aires a la que conocí de Camino a Compostela. Ésta no sólo es la historia de un viaje, es mucho más. Nos habla de iniciativa, de compromiso y de generosidad. Pero también de felicidad, porque esto al fin y al cabo es lo que nos llena. 


Viajar. Habrá una única definición? Yo creo que no.

Que una gran parte de los viajes que más nos interesen en una primera instancia, sean por turismo, es una gran verdad. Sin embargo, hay viajes que de por sí tienen como objetivo vivir experiencias increíbles, encontrarse a uno mismo, dejarse sorprender, aprender o transitar por una felicidad extrema, más allá de lo geográfico o histórico. Ese sería el tipo de viaje en el que conocí a mi nueva pero entrañable amiga, la genial Tali!

Con Marian, la autora de este relato, en las Salinas Grandes (Jujuy), durante mi pasado viaje a Argentina.

Sin querer desmerecer ninguno de estos dos grandes tipos de viaje (y dejando deliberadamente los viajes laborales de lado), existe otra variedad  por igual atractiva (cuanto menos). Es de este último tipo de viaje, del que tratará mi relato.

Como categorizar este último tipo de viaje? No se bien, pero voy a tratar! Probablemente sea una mezcla de distintos aspectos, pero básicamente diría que son aquellos en que el objetivo principal es el de dejar de lado la búsqueda de la satisfacción o beneficio personal, y reemplazarlo por aquellos en que todo el esfuerzo y empeño está focalizado en ayudar a otros; que eso al final, nos termina beneficiando inmensamente sin querer, es parte de la maravillosa sorpresa de este tipo de viajes.

Casos de este tipo de viajes hay montones! Pero me voy a centrar en mi experiencia personal. Ya que estamos (o por cierto), a lo mejor ya notaron que escribo “raro”. Convengamos que esto siempre depende del cristal con que se mire, pero básicamente se debe a que soy argentina. Y es en este maravilloso e incomprensible país, donde ocurre esta historia.


Belén, Enzo, Federico, Melina, Gabriel, Fátima, Fernando, Johnatan, Gisella, Damaris, Martina, Gabriela, Valentín, María y Lourdes, son los protagonistas de estos viajes. Dónde están? En una pequeñísima localidad llamada Loma Larga, en la provincia de La Rioja, en Argentina. Y es allí donde se encuentra una pequeña escuela rural, la Escuela nro. 90 . Y es allí donde esta viajera trata de ir 2 veces por año, recorriendo los 1200km que separan Loma Larga de Buenos Aires. 

izq. Situación de Loma Larga en el mapa.                   dcha. Ruta desde Buenos Aires

Por qué ir ahí quizás es la pregunta que se pueden hacer? Bueno, no es un lugar que se destaque a nivel nacional por su geografía, sus paisajes o su historia (la Argentina es un país muy joven, y pocos lugares tienen historia antigua). No tengo ahí familiares y tampoco tenía amigos. Entonces, por que ir hasta ese lugar? Por que hace casi  4 años que soy la madrina de esta escuelita.

Escuela nº 90, Loma Larga, La Rioja (Argentina)

Y eso de ser madrina, que quiere decir? Básicamente que trato de mediar entre las necesidades que esta comunidad pueda tener (que son muchas), y las posibilidades que tengo de obtenerlas. A lo largo de estos años, pude ir detectando y gestionando una serie de beneficios  para la  escuela, desde una radio para que puedan comunicarse, ya que no tenían ni teléfono fijo ni señal de celular como para comunicarse con otras comunidades o familiares ante cualquier evento (si... hoy en día todavía hay lugares que no tienen comunicación), una biblioteca en la escuela para que pueda ser utilizada por niños y adultos de toda la comunidad (y hasta sirve actualmente para padres que han retomado su escuela secundaria –beneficio inesperado!), libros de todo tipo y color, material para los alumnos, ropa para los chicos y sus familias, juguetes, elementos para actividades deportivas, alimentos no perecederos para cada año, elementos de limpieza, muebles de guardado, un microondas, reparaciones varias en la escuela, juegos didácticos, etc.  


Todas estas cosas han ido completando la escuela, ayudando a la comunidad y sobre todo y muchísimo más importante, generando un genuino vínculo entre nosotros.

Con algunos de los alumnos de la escuela

Cada vez que llego a la escuela, me reciben no solo con los brazos abiertos y montones de abrazos y sonrisas, sino también siempre con carteles de algún tipo para darme la bienvenida. Este fue el del último viaje


Y allí, me esperan siempre mis ahijados!


Ya son 7 viajes en estos casi 4 años que me acerco hasta Loma Larga, para compartir charlas, juegos, paseos con los chicos a sus lugares especiales, almuerzos (que almuerzos!) o mates con tortafrita con las familias.


Y cuanto aprecio esto, cuando cariño recibo, cuantas sonrisas me llevo conmigo en cada viaje de regreso. Cuanto valoro que estos chiquitos y sus familias, hayan podido confiar en mi mientras fue pasando el tiempo, cuanto valoro todo lo que me traigo conmigo de regreso, cuantas cartitas, recuerdos, productos caseros regionales, y sobre todo… cuantas sonrisas y cariño. Cuanta satisfacción en saber que todo el esfuerzo que hago por varios meses antes y tiempo que invierto, toda la colaboración de amigos y familia, llega a buen puerto, llega a ayudar a esta comunidad y a estas personas en particular. 


Las distancias en Argentina son grandes, los problemas políticos y económicos y básicamente de planificación también son grandes, tanto o más que las distancias. Y las poblaciones que se encuentran lejos de los pocos grandes centros urbanos, suelen estar dejadas de lado, abandonadas a su propia capacidad de gestión, en una palabra, desamparadas.

La escuela nº 90, desde la ruta hacia Solca

Y Yo… la verdad, es que estoy en el grupo de los que tienen suerte en este país, de los que hemos viajado mucho por el mundo, pero también muchísimo por el interior. Viendo siempre con asombro y respeto, esas pequeñas escuelitas rurales perdidas en la mitad de los montes, o las grandísimas extensiones, pensando en como hará ese maestro para cumplir tantas funciones además de las de educador; siendo psicólogo de la comunidad, pintor, plomero, juez de paz, y hasta enfermero.  Profesiones que ejerce desde ya por confianza y necesidad de las comunidades que lo rodean y no por una formación especial para hacerlo. Como hacen para poder ejercer su profesión “formal”, distribuyendo los pocos recursos que tienen para brindar a sus alumnos que vienen desde lejos caminando o montando algún burrito. Estos maestros han merecido mi respeto siempre a lo largo de los años… y devolver a la vida parte de lo que he tenido suerte de recibir (por que en el fondo es suerte, verdad?), es casi como un sueño de muchos años, hecho realidad.


Gran sorpresa la mía, cuando pensé al comenzar con esta iniciativa, que era yo la que iba a ayudar…. Al darme cuenta que en cada viaje vuelvo con el corazón hinchado de tanta alegría, satisfacción y anécdotas; y son ellos quienes me ayudan a mí.


Entonces… este es el tipo de viaje, que creo es necesario hacer, si ustedes, como yo, están del otro lado de la balanza.

Marian Soulas. Buenos Aires, Argentina


Para saber más de estos viajes que mi amiga Marian realiza cada año, podéis visitar su blog Escuela 90 - Loma Larga. En él encontraréis más fotografías y las historias de cada una de sus visitas. 
Y la verdad, me gustaría ir allí la próxima vez que visite tu país, amiga.

4 comentarios:

  1. Anónimo9.6.14

    Grande, Marian!

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  2. Mariana es una persona increible!

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    1. Hola Caro! Con todo lo que podamos decir nos quedamos cortas. Marian es lo más!!

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