"La aventura, la gran aventura, es contemplar cómo aparece una cosa desconocida cada día delante de tus ojos".

-Henry Cartier-Bresson-

2 jun 2014

Fotografía de Montaña

Me encanta la montaña, todos lo sabéis. Disfruto enormemente cuando me calzo las botas y, con la mochila a la espalda, me dedico a patear por el monte descubriendo nuevos paisajes o voy en busca de otros ya conocidos. Los colores, los aromas, el silencio, la soledad... en definitiva, esa magnífica sensación de libertad!

Potro pastando en el Coth de Baretja, Val d'Aran (Lleida)
Nikon D800  - Sigma 70-300 DL Macro
f11 - 1/1000" - ISO 400
Tan a menudo como puedo me escapo al monte y ya sea para realizar una sencilla ruta matinal o una travesía de varios días, no contemplo salir a la montaña sin -entre otras cosas- mi cámara de fotos. Aquí es donde se me presenta el dilema... ¿qué equipo me llevo? Como todo, esto también es relativo. Yo suelo diferenciar entre dos -digamos- actitudes... O me voy a caminar y de paso hago fotos, o me voy a hacer fotos y de paso camino. No es lo mismo.

Me voy a caminar... y de paso hago fotos.

Cabana de Pomèro. Val d'Aran (Lleida)
Foto realizada durante la subida al puerto de la Picada, por la Canaleta de Pomèro.
Panasonic Lumix DMC-LX3
f8 - 1/125" - ISO 80
Aqui, en lo fotográficamente hablando, no me complico la vida. Una pequeña compacta (o como mucho una bridge ligera) y dos baterías son mis acompañantes en la excursión. Normalmente la llevo en una funda impermeable colocada en la correa lumbar de mi mochila, a la altura de la cintura, así tengo acceso a ella fácilmente y no hace falta quitarme la mochila cada vez que quiero tomar una fotografía.

La ligereza es, para mi, fundamental cuando se trata de pasarme horas subiendo y bajando por crestas, collados y valles. Eso si... mi compacta dispone de controles manuales, y que yo vaya de paseo no significa que renuncie a escoger los parámetros de disparo y el encuadre que a mi me parezcan más idóneos en cada situación. Simplemente lo hago con la rapidez de quien conoce su equipo y tiene las ideas claras de cómo quiere la foto.

Aparte de mi cámara... llevo lo típico para irme de excursión... agua, algo de comida, ropa de abrigo, mapas, una brújula, una navaja suiza, e incluso un pequeño y básico botiquín. Planifico la ruta según mis posibilidades y la meteorología y aunque la mayoría de veces voy sola (si, ya lo sé, no debería) siempre dejo dicho a alguien dónde voy a ir... y luego no cambio la ruta, claro. Y no hacer excesivas locuras. Lo que sería lo típico en una salida por la montaña.  Y a veces hasta salen fotos chulas!

Me voy a hacer fotos... y de paso camino.

Paisaje de montaña. Vall de l'Artiga, Val d'Aran (Lleida)
Nikon D300s - Sigma 70-200 f2,8 APO EX DG Macro
f20 - 1/50" - ISO 100

En cambio esta situación es distinta, al menos en el concepto. Harina de otro costal. Montaña, cámara fotográfica y yo, pero a otro nivel. Cuando lo que prima es el factor fotográfico, me llevo todo mi equipo al completo. La réflex, dos o tres ópticas de buena calidad, el pesado trípode, filtros, cables, varias baterías e incluso a veces el flash. Mi mochila fotográfica pesa más que la otra, pero sé que yendo de este plan no voy a caminar tanto... aunque a veces puede que me meta en sitios peores, así que es muy recomendable calzar unas buenas botas, calientes y si puede ser con Gore-Tex. Si metemos la pata en un riachuelo tocará ir con los pies húmedos todo el día... y eso no es muy agradable.

Siempre que puedo, me acerco con el coche hasta donde me permita el terreno, eso facilita las cosas. (Cuidado, siempre por pistas o caminos donde esté permitido el tráfico) Y dentro dejo la otra mochila con las vituallas y demás cosas que no voy a necesitar para fotografiar, pero que puedo tenerlas en cuestión de minutos. Incluso ropa y calzado de recambio, por si acaso.

Madrugar es la clave

Si salir al monte ya comporta levantarse pronto... salir como fotógrafa implica madrugar aún más. Si quieres estar arriba para cuando salga el sol, no toca otra que subir antes del amanecer... esto es, horas intempestivas.

Otra opción, para las localizaciones más remotas o inaccesibles, es subir la noche antes y quedarse a dormir allí en tienda o refugio cuando lo haya. En el Pirineo, y siempre que estés a más de 2000 metros, está permitido plantar una tienda para pasar la noche pero todo tiene que estar recogido a primera hora. Es lo que sería poco más que un vivac. Otra opción es llevar un camper o autocaravana, pero la finalidad es la misma, dormir ya donde vas a realizar las fotos.

Cordón del Fitz Roy y el Cerro Torre al amanecer. PN Los Glaciares, Santa Cruz (Argentina)
Fotografía realizada a las 5.30 de la mañana. Así la hice
Nikon D800 - Sigma 24-70 f2,8 DG HSM
f10 - 1/4" - ISO 100
Las primeras o las últimas horas del día son las mejores para fotografiar picos, ya que la luz baja da forma y volumen a las montañas y las tiñe de un bonito color cálido. Al mediodía, el paisaje de buen seguro seguirá siendo espectacular, pero las fotos quedarán más planas. Por eso siempre me informo de la hora de la salida y la puesta de sol, para decidir si puedo aprovecharlas. Ahora con las aplicaciones para los smartphones saber esto es muy fácil.

Puesta de sol en el Pn de la Serra de Montsant, Priorat (Tarragona)
Panasonic Lumix DMC-LX3
f5,6 - 1/30" - ISO 80

Mal día para ir a la montaña... buen día para el fotógrafo.

Otro factor a tener en cuenta es el clima...y la temperatura. En días ventosos y despejados se pueden realizar tomas muy nítidas, aunque sea muy molesto estar fuera aguantando las frías ráfagas de la montaña y los árboles y plantas probablemente queden movidos. La lluvia es otro factor a considerar. Para empezar, hay que ir provistos de una buena funda impermeable para nuestra mochila. Hay muchas marcas que ya la incorporan en sus productos de gama alta, pero si no, tocará pasarse por el Decathlon (u otra tienda de montaña) a por una funda que se adapte a nuestra mochila.

Una réflex con un buen sellado puede aguantar perfectamente una fina llovizna, aunque si la cosa va a mayores habrá que pensar en protegerla para fotografiar bajo la lluvia. Y es que en días lluviosos el bosque presenta unos colores limpios, saturados y brillantes. Seguramente nunca se nos ocurriría irnos de excursión a la montaña en un día de lluvia, aunque siempre podremos encontrar buenas oportunidades fotográficas.

Gotas de lluvia en las ramas de un árbol. Val d'Aran (Lleida)
Nikon D300s - Sigma 70-200 f2,8 APO EX DG Macro
f6,3 - 1/3" - ISO 100
En cuanto al frío, es sabido que en la montaña siempre hace, y mucho. Ropa de abrigo para nosotros y alguna consideración para nuestro equipo. Primero, saber que el frío se come las baterías de manera irremediable. Para paliar esto siempre llevo dos baterías cargadas, una en la cámara y otra en el bolsillo del pantalón, para darle el calor de mi cuerpo. Cuando la primera se agota, la reemplazo y meto la gastada en el bolsillo. A veces incluso se recupera algo con el calor corporal.

Luego hay que tener otra precaución. A veces puede ocurrir que al pasar de un sitio muy frío y húmedo como la montaña a otro muy caliente (el hotel o un bar) pueda producirse condensación en las lentes. Entonces lo mejor es dejarlas hasta que se evapore la humedad de dentro. Otra buena manera de secar el equipo es metiéndolo dentro de una bolsa con arroz.

Niebla en la montaña. Valle de Benasque (Huesca)
Panasonic Lumix DMC-LX3
f8 - 1/800" - ISO 80
También la niebla puede ser una amiga y a la vez una enemiga... nos puede ofrecer tomas con más interés y añadir dramatismo al paisaje... pero cuidado que el drama no acabe afectando a nuestro sentido de la orientación y no nos permita volver al coche o al refugio...

¿Gran angular o teleobjetivo?

Siempre se ha dicho que para fotografiar paisajes no hay nada como un gran angular, por el ángulo de visión y la profundidad de campo que proporciona, pero yo siempre cargo también con mi tele cuando voy a hacer fotos a la montaña. Nunca se sabe si va a surgir la oportunidad de fotografiar algo de fauna y aunque no encontremos ningún animal, siempre puede ser de utilidad para aislar ciertas partes del paisaje o captar detalles de cimas lejanas. A parte, el teleobjetivo también comprime los planos, así que puede ser otro recurso a tener en cuenta.

Macizo de la Maladeta fotografiado desde lejos con un teleobjetivo.
Nikon D300s - Sigma 70-200 f2,8 APO EX DG Macro
f8 - 1/25" - ISO 100

El trípode, nuestro mejor aliado.

Pues si. Aunque realmente sea un auténtico engorro cargarlo por esos montes de dios, al llegar el momento crucial nos será de gran utilidad, ya que nos permitirá disparar a bajas velocidades sin subir la ISO y sin importar si estamos usando un gran angular o un teleobjetivo. Así, podremos cerrar el diafragma hasta donde nos convenga, utilizar filtros o incluso usarlo para fotografía macro.

La cualidad más importante de un trípode es que sea estable. Que aguante nuestra cámara con seguridad y, a poder ser, que no sea excesivamente pesado... aunque claro, todo esto tiene un precio. Escoged el que podáis cargar (y pagar) y hasta os permito que os acordéis de mi familia cuando estéis subiendo por una cuesta con él a la espalda... Luego, ya me contaréis si os es útil o no...

Cascada de Torc. PN Killarney Lakes, condado de Kerry (Irlanda)
Nikon D300s - Sigma 18-55 f2,8 EX DC Macro
f18 - 1,6" - ISO 200 

Pues ya poco más... disfrutad y sed respetuosos en la montaña, y no sólo con ella, si no también de ella. Por muy cercanas o asequibles que nos parezcan, un repentino cambio de tiempo o una simple torcedura de tobillo pueden hacérnoslas pasar muy putas allá arriba...

Y sobretodo, y como dice el refrán "toma sólo fotografías y deja sólo tus huellas". Nos gustará volver otro día y encontrarnos el monte limpio.

Serra Major. Pn de la Serra de Montsant, Priorat (Tarragona)
Nikon D300s - Sigma 18-55 f2,8 EX DC Macro
f11 - 1/30" - ISO 200



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