En un país tan enorme como este, el autobús es un medio de transporte muy usual para los argentinos. Muchos de ellos no pueden permitirse volar de un punto a otro -aunque Aerolíneas Argentinas aplique una tarifa especial a los nacionales- así que son muchas las empresas que cubren los largos trayectos interiores con modernos autobuses preparados para las grandes distancias.
Antes de seguir, debo dejar clara una cosa... ¡detesto los autobuses!. Ya ves... Son lentos, tienen ese olor característico a moqueta y a gasoil, se balancean y además me mareo en ellos. Pero me habían hablado muy bien de los autobuses-cama, vehículos que circulan de noche y donde el asiento se transforma en una cama para poder dormir mientras el autobús va devorando kilómetros... así que me dije, vamos a probarlo. El resultado, me sorprendió! No sé si es que me esperaba una especie de "bus noctámbulo" como el de Harry Potter, pero realmente el que probé yo se asemejaba más a la classe bussiness de un avión que a cualquier autobús que hubiera visto antes. Una gran butaca reclinable hasta la horizontalidad, pantallas de tv individuales, una cortinita para disponer de un poco de intimidad para dormir... hasta un auxiliar de ruta que hacía las veces de azafato de avión... aunque sin la demostración previa de seguridad!.
Estación de Omnibus de Retiro. Buenos Aires (Argentina) Nikon D800 - Sigma 24-70 f,2,8 DG HSM f2,8 - 1/20" - ISO 400 |
He de decir que, aunque a priori tenía mis dudas, el viaje fue todo un lujazo! De las 17 horas que duró el trayecto, creo que pasé como 10 o 12 durmiendo y ya a la mañana siguiente al mirar por la ventanilla pude ver que el paisaje había cambiado. Íbamos atravesando la selva y avanzábamos por carreteras de tierra roja, muy característica de esta zona mientras dejábamos atrás pequeñas poblaciones y también alguna ciudad grande como Corrientes. Al final, al llegar a Puerto Iguazú y descender del bus, me sentí como si me hubiera bajado de un barco. Parecía que lo que se movía fuera el suelo, una sensación muy rara que me duró aún un buen rato.
Puerto Iguazú me gustó desde el momento en que lo pisé. Al igual que mi ciudad, Reus, no sé si definirlo como una ciudad pequeña o un pueblo grande. Tiene una población de unas 80.000 personas, pero se nota que es un centro vacacional ya que se respira tranquilidad y todo va a otro ritmo. En un primer momento, todo me pareció como desvencijado, calles sin asfaltar, aceras -o como las llaman aqui, veredas- irregulares (cuando las había), cables, charcos, perros... pero pronto reparé en que ya había dejado atrás la capital y que el resto del viaje iba a ser de esta guisa. Y la verdad, me encantó.
La realidad es que Puerto Iguazú no tendría nada especial sino porque está situada en la llamada "triple frontera" Argentina-Brasil-Paraguay (donde confluyen los ríos Paraná y Iguazú) y porque es la puerta de entrada a la parte argentina del Parque Nacional de las Cataratas del Iguazú. Entre encontrar el hotel y comer algo ya no valía la pena ir a las cataratas ese día, así que me dediqué a explorar la ciudad y caminé hasta el Hito Argentino, en la triple frontera, un paseo por la ribera sur del Iguazú que después de las 17 horas en el autobús agradecí muchísimo!
Un antiguo crucero fluvial, amarrado en el río Iguazú. Puerto Iguazú, Misiones (Argentina) Nikon D800 - Sigma 70-300 f4,5-5,6 DL Macro f18 - 1/320" - ISO 400 |
El río Iguazú es la frontera natural entre Brasil y Argentina, por lo que la zona de las cataratas queda entre estos dos países. De resultas de esta frontera artificial, dos parques nacionales engloban toda la zona protegida, uno en Argentina (Parque Nacional de Iguazú) y otro en Brasil (Parque Nacional do Iguaçu). El 80% de los saltos de agua se encuentran en el lado argentino, pero para verlos de frente hay que ir al lado brasileño del parque. Desde Puerto Iguazú hay multitud de empresas que ofrecen estas excursiones de un día, pasan a recoger a los turistas por el hotel, cruzan la frontera, visitan el sector brasileño del parque y normalmente incluyen también la comida y alguna otra actividad por la tarde, como visitar la pegajosa Ciudad del Este o la presa de Itaipú, ambas en Paraguay.
Creo que es interesante dedicar al menos un día a recorrer ambos sectores de las cataratas, aunque hay mucho más por hacer en el lado argentino. Dicen que desde Brasil las cataratas se ven mejor, pero que desde Argentina, se viven. Y es verdad. Desde el lado brasileño poco más se puede hacer que pasear y admirar estas maravillosas cascadas, pero por el lado argentino hay muchas más actividades para disfrutarlas!
Garganta del Diablo y saltos adyacentes. P.N. Iguaçú, Paraná. (Brasil) Nikon D800 - Sigma 24-70 f2,8 DG HSM f10 - 1/60" - ISO 100 |
Un total de 275 saltos de agua a lo largo de unos 3 km constituyen uno de los mayores espectáculos naturales del mundo. El ruido es ensordecedor y una fina neblina de vapor de agua, formada por millones de gotitas en suspensión, acompaña a muchos de los saltos formando espectaculares arco iris. Este fenómeno es muy bonito, pero es una pesadilla para los fotógrafos, primero porque reduce la visibilidad general, pero lo más importante... porque moja nuestras cámaras!
Mi Nikon D800 viene de fábrica con un sellado muy bueno. En anteriores ocasiones estuve tomando fotos con lluvia fina sin problemas, así que mis preocupaciones iban dirigidas a evitar la presencia de gotas de agua en la lente que provocaran distorsiones y aberraciones en las fotos. La solución que adopté fue muy simple... llevar una gamuza especial para limpiar objetivos siempre a mano y estar atenta con la brisa que empujaba las partículas de agua hacía mí. Y limpiar la lente cuando fuera necesario, claro. Con un poco de constancia pude tomar buenas fotos, al menos con la lente limpia de agua.
Un doble arco iris provocado por las partículas de agua en suspensión. P,N. Iguazú, Misiones. (Argentina) Nikon D800 - Sigma 24-70 f2,8 DG HSM f14 - 1/60" - ISO 100 |
El truco para potenciar el efecto del arco iris no es otro que el filtro polarizador. Este filtro "mágico" -sin duda mi preferido- tiene varias aplicaciones: satura los colores, potencia o elimina reflejos y lo mismo hace con el arco iris. Sólo es cuestión de girar el filtro hasta que nos guste el efecto que produce. Es como ponerle a la cámara unas gafas de sol polarizadas. Así de simple. Y tener en cuenta que reduce la cantidad de luz que llega al sensor, aunque eso lo controla el fotómetro, que nos indica si la foto está o no sub-expuesta.
El mayor espectáculo del parque es la Garganta del Diablo, un impresionante conjunto de cascadas que caen desde una altura de 80 metros en la misma línea (imaginaria, claro está) que divide Brasil y Argentina. Podemos apreciar estos saltos desde bien cerca ya que ambos países han construido unas pasarelas de observación y que, en la parte argentina, nos permiten asomarnos al mismo borde de la caída! Los que tengáis vértigo no temáis ya que, con la enorme nube de agua que producen las cascadas, no se ve el fondo. Estar ahí y contemplar como el Iguazú superior se precipita hacia el abismo es indescriptible. No en vano, es el salto de agua más caudaloso del mundo! El ruido es ensordecedor y es el lugar donde podemos quedar mojados como pollos si la brisa empuja la neblina hacia nosotros.
Garganta del Diablo. P.N. Iguazú, Misiones. (Argentina) Nikon D800 - Sigma 24-70 f2,8 DG HSM f8 - 1/400" - ISO 100 |
Luego están los colores. Normalmente las cascadas y saltos de agua son de color blanco espumoso, pero en Iguazú se alternan con los ocres y amarillentos de los sedimentos que transporta el río. Hace unos días navegaba tranquilamente por el Delta del Tigre y ahora estaba cientos de kilómetros más arriba contemplando cómo la fuerza del agua arrastraba y hacía caer las partículas destinadas a formar parte de ese delta en cuestión de tiempo. Y es que, por más que lo pienso, no encuentro ningún espectáculo comparable con la naturaleza. Y lo mejor, aunque a veces lo olvidemos, es que formamos parte de ella.
Para poder captar los colores de Iguazú en toda su realidad, medí la luz de manera puntual en los saltos de agua mismos. Así me aseguraba que estos quedaran bien expuestos, aunque tuve que jugar un poco con el compensador de exposición para acabar de afinar las tomas y evitar que el resto de la imagen quedara demasiado oscura.
Vencejos de cascada volando por delante de los saltos Mitre, Belgrano y Rivadavia. P.N. Iguazú, Misiones. (Argentina) Nikon D800 - Sigma 24-70 f2,8 DG HSM f7,1 - 1/200" - ISO 100 |
Para poder disfrutar del parque con comodidad se construyeron varios kilómetros de pasarelas que permiten ver las cataratas desde varios puntos de observación. Concretamente, en el sector argentino existen 3 circuitos distintos: El inferior, de 1400 m., que permite una vista desde la base de algunos saltos y da acceso al embarcadero hacia la isla San Martín, el paseo superior, de 650 m., que transcurre por encima de los saltos Dos Hermanas, Chico, Bossetti, Adán y Eva, Bernabé Márquez y Mbiguá y el ya comentado Paseo de la Garganta del Diablo, de 1100 m., que acerca al visitante hacia el borde del precipicio y que brinda unas vistas de los saltos Unión, Mitre y Belgrano inolvidables!
Pero para aquellos que quieran disfrutar de emociones más fuertes... está la opción del paseo náutico... La empresa Iguazú Jungle propone varias maneras de disfrutar de las Cataratas del Iguazú de manera activa. Sin duda, la más emocionante es embarcarse en alguna de sus lanchas semi-rígidas y remontar el río hasta la base misma de algunos de los saltos. Yo os lo recomiendo, la experiencia es única aunque el baño está asegurado!! Y no os preocupéis por las cámaras. Antes de meterse en la vorágine de agua se detienen y dan tiempo para sacar fotos a placer. Luego toca guardar todo lo que no queráis que se os moje en unas bolsas impermeables (doy fe, lo son) que te proporcionan al subir a la embarcación. Y a disfrutar de millones y millones de litros de agua cayendo alrededor nuestro. Os aseguro que recordaréis esta experiencia mientras viváis!!
Una lancha con turistas se acerca a la base de uno de los saltos. P.N. Iguazú, Misiones. (Argentina) Nikon D800 - Sigma 24-70 f2,8 DG HSM f14 - 1/320" - ISO 400 |
Pero también hay otras maneras más tranquilas de disfrutar de Iguazú. Me gustó mucho el Paseo Ecológico en un bote de remos por el cauce superior del río donde, con suerte, se pueden ver yacarés, tucanes, tortugas y aves mientras bañamos nuestros pies en el agua y el bote neumático va avanzando tranquilamente mecido por la corriente. Luego está el paseo guiado por el sendero Yacaratiá en un camión 4x4 y el Tren Ecológico, que nos permite acercarnos al inicio de las pasarelas de la Garganta del Diablo. Por eso decían lo de que "...en la parte argentina se viven."
Sea la manera que sea de recorrer el parque, seguro nos vamos a encontrar con otro de los atractivos de este lugar: la fauna. Desde las miles de mariposas que vuelan buscando agua, hasta vencejos, tucanes y urracas de Iguazú y, como no, mamíferos tan poco esquivos como los coatíes o los monos. Pero con estos hay que ir con cuidado... están tan acostumbrados a los visitantes que han perdido el miedo a los humanos y rondan con descaro por las zonas de picnic para conseguir comida de manera fácil. Por todo el parque hay carteles prohibiendo dar de comer a los animales pero como ellos no saben leer, intentan incluso llevarse restos de encima de las mesas. Así que, un poco de cuidado.
De momento mi viaje iba viento en popa, sin ningún contratiempo y disfrutando sumamente de lo que me iba encontrando día a día. A los intensos días de excursiones y caminatas por el parque le seguían tardes tranquilas en la piscina de mi modesto -aunque confortable- hotel, el Puerto Canoas, charlando y tomando mate con mis vecinos, bosteros, de la habitación de al lado, y es que salir a fumar tiene eso, que haces amigos. También conocí a otra pareja de Buenos Aires, Romina y Lucas, con quienes el destino me juntó en los dos sectores del parque, tanto en Brasil como en Argentina, y compartimos la brutal experiencia de mojarnos debajo de las cataratas.
Mi primera semana en Argentina tocaba a su fin y era cuestión de volver a meter las cosas en la maleta y prepararme para volar (esta vez sí) a otro sitio. Como colofón final a mis días en Iguazú, el piloto del Embraer de la compañía Austral que me llevaba hacia Salta decidió hacernos un último regalo sorpresa: un sobrevuelo por encima de las cataratas justo despegar del aeropuerto de Iguazú. Hombre, pero esto se avisa!! Que tenía mi cámara en el compartimento de arriba!! En fin, siempre me quedará la imagen grabada en mi retina de ese maravilloso espectáculo de la naturaleza.
Arco Iris entre la vegetación. P.N. Iguazú, Misiones. (Argentina) Nikon D800 - Sigma 70-300 f4,5-5,6 DL Macro f10 - 1/320" - ISO 400 |
El viaje continúa. En la próxima entrega os cuento mis aventuras y desventuras recorriendo el Noroeste Argentino, las províncias de Salta y Jujuy, manejando por carreteras y pistas de ripio y fotografiando increíbles paisajes y espectaculares quebradas. No os lo perdáis!
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