"La aventura, la gran aventura, es contemplar cómo aparece una cosa desconocida cada día delante de tus ojos".

-Henry Cartier-Bresson-

22 abr 2014

Así la hice: Zoco de Marrakech

Dicen que las oportunidades fotográficas perdidas, esto es aquellas fotos que no llegas a hacer, siempre las recuerdas. Aunque -afortunadamente- sí que llegué a hacer la foto que os voy a comentar hoy, aún tengo grabado el momento y las sensaciones que me acompañaron. Como si aún estuviera ahí.

Aprovechando el puente de diciembre, nos habíamos ido con unos amigos a Marrakech y después de pasar unos días geniales volvíamos hacia nuestro Riad para recoger las maletas y poner rumbo al aeropuerto para tomar el vuelo de regreso a casa. Para ir del hotel a la plaza Jemaa el Fna (o viceversa) pasábamos por el interior del abigarrado y laberíntico zoco de Marrakech. Las primeras veces nos perdíamos sin remedio por su dédalo de callejuelas aunque consultáramos el mapa en cada esquina, pero después de unos días ya teníamos memorizado el recorrido.

De hecho, cada día habíamos pasado un par de veces -como mínimo- por ese portal, justo al lado de la tienda del platero, pero nunca lo había visto con esa luz. En diciembre y en esa latitud, el sol de primera hora de la tarde ya va bastante bajo y entraba por el portal tiñéndolo todo de dorado, creando un juego de luces y sombras espectacular. Al girar y encontrarme con esa imagen, no podía creérmelo. Encima, para mi suerte, en ese instante no había gente que paseara por allí, sólo el dueño del negocio sentado fuera.

Zoco de Marrakech. (Marruecos)
Panasonic Lumix DMC-LX3
f8 - 1/50 - ISO 80
Había que actuar rápido. El zoco de Marrakech siempre está atestado de turistas y teniendo en cuenta que el puente de la Purísima es festivo en media Europa os podéis imaginar cómo estaba de gente la ciudad. Sabía que no tardaría en pasar alguien, así que me puse manos a la obra.

Como si fuera el salvaje oeste, mientras desenfundaba mi pequeña compacta ya la había encendido y puesto el dial en el modo A (prioridad al diafragma). Seleccioné una abertura cerrada -f8- y revisé el valor ISO -lo tenía en 80-. Bien, puede valer, pensé. A ver cómo sale y si no ya corrijo. Aunque parezcan valores muy cerrados para una toma con tan poca luz, desde el primer momento tuve claro que haría una medición puntual en la puerta, justo el lugar más iluminado de la escena. Pensé que de esta manera no perdería el estupendo color de la luz en el portal y su reflejo en el suelo húmedo y que los brillos del metal resaltarían más si dejaba parte de la escena sub-expuesta adrede.

La verdad, no me lo pensé mucho más. Hice una primera toma vertical que no me gustó, pero me sirvió para comprobar la luz. Le dí un poquito más de claridad subiendo medio punto el compensador de la exposición y las siguientes tomas ya las hice en horizontal, para poder hacer una composición con la puerta aproximadamente en el primer tercio de la imagen y el señor sentado en el segundo. Y poco más, porque sólo pude hacer dos o tres fotos antes de que entraran turistas por la puerta y me estropearan el plano...

Recuerdo que me sentí exultante cuando vi el resultado. Me impactó la imagen que apareció delante de mis ojos cuando doblamos esa esquina del zoco y pude llevármela a casa gracias a tener las cosas claras, la rapidez con que actúe y a la suerte de llevar la cámara en el cinturón y no en la mochila. De hecho ya íbamos de retirada, pero nunca se sabe cuándo puede surgir la foto.

Por eso es tan importante estar familiarizado con los controles de la propia cámara. El tenerlos por la mano y el saber qué opciones tiene y cómo configurarlas nos puede ser muy útil si, como en este caso, hay que disparar rápido para aprovechar la oportunidad.

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