"La aventura, la gran aventura, es contemplar cómo aparece una cosa desconocida cada día delante de tus ojos".

-Henry Cartier-Bresson-

12 may 2014

Así la hice: Uelhs deth Joèu.

La verdad es que me debía a mí misma unas vacaciones, unos días lejos de todo y de todos. Ese año (2007) no me había ido a ningún sitio y me apetecía pasar una semanita pateándome el Pirineo catalán, así que cogí mis bártulos y me fui a uno de los lugares más maravillosos -y más fotogénicos- que conozco: El Valle de Arán.

Mi plan no podía ser más sencillo. Descansar, caminar y fotografiar. Desde mi "base" en el pueblecito de Les, alterné largas jornadas de caminatas por el monte con otros días en los que simplemente daba pequeños paseos para recuperar un poco y en los que me dedicaba a tomar fotografías con más calma. Sin prisas. Así fue como una tarde me planté en Artiga de Lin y el nacimiento del río Joèu.

Ciertamente es un sitio fantástico, aunque también uno de los más conocidos del valle, ya que se puede acceder fácilmente en coche por una pequeña carretera asfaltada. Eso hace que los fines de semana y durante los meses de verano esté siempre a rebosar de gente, pero esa tarde de principios de Septiembre tenía el lugar sólo para mí.

Uelhs deth Joèu (nacimiento del río Joèu). Val d'Aran (Lleida)
Nikon D70 - Nikkor 18-55 f3,5-4,6
f27 - 1" - ISO 100
La ruidosa cascada es producto de un curioso fenómeno cárstico, ya que el agua proviene del deshielo de los glaciares del Aneto y la Maladeta, en el vecino Valle de Benasque. Allí, concretamente en el Forau d'Aigualluts, toda esta agua desaparece bajo tierra y recorre cuatro kilómetros de manera subterránea hasta volver a aparecer en este punto, formando lo que se conoce como los Ojos del Joèu (Uelhs deth Joèu, en aranès).

Hay varias maneras de fotografiar el agua en movimiento. Disparando con una velocidad muy rápida (1/250", 1/500" o más -dependiendo del caudal-) congelaremos el movimiento y podremos ver perfectamente las gotas de agua. Si, por el contrario, optamos por una larga exposición (desde 1/2" a varios segundos) obtendremos este efecto del agua "sedosa". Otra manera de plasmar el agua en movimiento es disparando a una velocidad media, digamos 1/30" o 1/60", con lo que se obtiene una vista más natural del agua, ni sedosa ni congelada.

Esto, como todo, va un poco por modas. Ahora está más en boga obtener este efecto del agua sedosa, pero no tenéis porqué disparar así si no os gusta este efecto. En mi caso si me gusta, y ese día era lo que quería hacer, así que busqué un buen sitio y preparé el equipo.

Primero de todo, para obtener buenas imágenes con largas exposiciones nos es imprescindible un trípode, cuanto más bueno y más estable, mejor. Después de un rato de pruebas dí con un sitio que me permitía plantar el trípode en condiciones y desde el cual podía hacer un encuadre del agua atravesando la fotografía en diagonal, de extremo a extremo. Me pareció adecuado.

El gran problema de las largas exposiciones es la luz. Si hay demasiada, por mucho que cerremos el diafragma la imagen nos quedará sobre-expuesta, ya que mantendremos el obturador abierto durante bastante rato.

Una solución son los filtros de densidad neutra (ND), unos cristales o plásticos de un tono gris (los hay en distintas gradaciones, esto es más claros o más oscuros) que se colocan delante de la óptica y cuya función es reducir la cantidad de luz que llega hasta el sensor, "obligándonos" a disparar a bajas velocidades para conseguir una correcta exposición. Y eso es precisamente lo que queremos, una exposición desde 1/2" a varios segundos sin quemar la imagen.

Así pues, coloqué un filtro ND y ajusté los parámetros de disparo probando con distintas velocidades. Cuanto más lenta sea la exposición, más desdibujada quedará el agua, así que era cuestión de encontrar una velocidad a la que me gustara cómo quedaba el agua, y la dejé en un segundo. Esto también dependerá del caudal, cuanta más agua baje, menos tiempo necesitaremos para conseguir ese efecto.

La medición de luz siempre es un tema un poco complicado en estas situaciones, ya que la blancura del agua en movimiento puede engañar al fotómetro de nuestras cámaras. En este caso, hice una medición ponderada al centro, pero como disparaba en manual fui corrigiendo la luminosidad con la elección del diafragma. Al final lo dejé en f27.

Y poco más. En ese momento aún no disponía de un cable disparador (van muy bien para evitar trepidaciones en el momento de apretar el disparador) así que utilicé la función temporizador para evitar cualquier movimiento -por mínimo que fuera- que pudiera arruinarme la toma. Aunque el agua quede movida, el resto de la imagen debe de quedar nítida.

Creo que los mejores días para hacer este tipo de fotos son los tapados, ya que tendremos mucha menos luz y podremos abrir el obturador más rato sin tantos problemas, aparte que el contraste entre el agua y las zonas oscuras será menor. También nos puede valer un sitio umbrío, aunque habrá que ir con cuidado con las entradas de luz entre los árboles. Y si no, al atardecer, cuando el sol ya se ha puesto y va bajando la luminosidad también puede ser un buen momento.

Un último consejo, y en este caso no es fotográfico. Si os llegáis hasta los Uelhs deth Joèu, no os limitéis a ver la cascada. Cruzando por una pasarela de metal sale un sendero que en poco más de 10 minutos os llevará hasta la Artiga de Lin, un antiguo circo glacial lleno de belleza. En un recorrido circular, el sendero os llevará de nuevo hasta la cascada en unos 30 minutos. Eso si no hacéis como yo, que voy parando a contemplar el paisaje y a sacar fotos. Realmente, es uno de los sitios más bellos -y con más oportunidades fotográficas- de todo el Valle de Arán. Eso si, no vayáis en Agosto.




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