"La aventura, la gran aventura, es contemplar cómo aparece una cosa desconocida cada día delante de tus ojos".

-Henry Cartier-Bresson-

6 ene 2016

Cuando Murphy ataca...

Si, amigos... ¿quién no se ha topado alguna vez con el inefable, tocapelotas y omnipresente Murphy? Es una verdad como un templo que, hagamos lo que hagamos, el "innombrable" siempre está ahí, agazapado al acecho, listo para salir en el momento adecuado y pifiarnos el tema... o simplemente esperando a que la pifiemos nosotros por sí solos, que de eso también sabemos bastante.

Fotográficamente hablando... Murphy no sólo existe, si no que está por todas partes! Recuerdo mi primer encuentro con el señor de la mala suerte (por llamarlo de alguna manera). Yo debía tener 8 o 9 años y una tarde dos jugadores del primer equipo del FC Barcelona fueron a la tienda donde trabajaba mi madre, a comprar no se qué. Qué simpáticos que fueron conmigo y mi hermano, y qué cantidad de fotos nos hicimos con ellos... lástima que el dueño de la tienda no se acordara de ponerle carrete a la cámara...cosa de la que nos enteramos -con auténtica desolación- unos días después.

Un viaje increíble. Un lugar espectacular. Una compañía perfecta.
Dejar la cámara para que te saquen una foto de recuerdo y que te hagan...esto.
Murphy en estado puro.

Ya con unos años más, y ya con cámara propia, el sr. Murphy se acostumbró a visitarme con cierta regularidad, para recordarme que nunca me podía fiar. Fotos veladas, un engranaje de arrastre del carrete roto, una cámara al agua... bueno, vale... puede que de pequeña fuera un poco manazas, pero yo prefiero pensar que la mala suerte siempre tenía algo que ver en mis desdichas fotográficas.

Y es que... ¿no es cierto que si algo puede salir mal, saldrá mal? Si no, cómo se explica que si al ir a recoger las fotos llegaba algún negativo rayado fuera siempre el de la foto en que tenía puestas mis mayores esperanzas? O que las copias que me entregaran siempre estuvieran subidas de magenta en cantidad directamente proporcional a las ganas que tenía de verlas? O que nunca perdiesen un carrete, a no ser que el contenido de éste fuera sumamente importante... Lo dicho. Ahí estaba Murphy, con sus "grandes éxitos".

Ir de viaje a Praga y que se pase todo el tiempo lloviendo. Murphy ataca de nuevo.
Panasonic Lumix DMC-LX3
f2,8 - 1/50" - ISO 80

Quizá penséis que con el cambio al digital el susodicho Murphy quedó atrás... Ni por asomo! Éste es como el desodorante... que no te abandona! Obturador bloqueado en mi D70, eso puede pasar, es una avería...pero claro, me sucedió cubriendo un concurso hípico, no en casa. Mi D300...esa no, esa no me dejó nunca tirada... hasta que me la robaron, obviamente con todas las fotos de otro encargo fotográfico dentro, no iba Murphy a ser menos esa vez... D300s -la sustituta-, de vuelta al servicio técnico por un fallo en la zapata de accesorios. Dos meses sin cámara y oyendo las carcajadas de Murphy desde donde quiera que estuviera -creo que por entonces ese señor de nombre inglés vivía en Finicon- (nótese mi fino sarcasmo post-navideño).

Atardecer en Cambrils. Ese día pude darle esquinazo a Murphy.
Nikon D800 - Sigma 24-70mm f2,8 IF EX DG
f6,3 - 1/60" - ISO 400

Ya en lo más reciente... cuántas veces habré estado esperando en una preciosa localización, con todo el equipo preparado (trípode, cámara, cable disparador, filtros...) a que el cielo se tiñera de color en un amanecer o una puesta de sol? Montones. Y nada. Ese día no tocaba. Y yo allí, compuesta y sin foto. Con cara de tonta, helada de frío y acordándome de la familia del señor Murphy. Y al día siguiente, desde la ventana de casa, en el coche, o jugando al pádel contemplar la puesta de sol del año. Sus muertos!

Ir a las Bárdenas Reales a hacer fotos de luces, sombras, texturas y volúmenes...y que esté el día nublado. Pasión fotográfica en estado puro... Y con motas en el sensor... me estoy hartando de tí, viejo Murphy.

Fotos perdidas o borradas por error, archivos corruptos -siempre el que necesito, no los que deshecho-, tropiezos tontos que acaban con la cámara por los suelos -la buena, no la compacta- tarjetas de memoria llenas cuando no deben, motas en el sensor -en un sitio que no solamente se ven, si no que saltan a la vista en la foto-, imágenes fuera de foco, baterías que no cargan, zapatas del trípode olvidadas en casa... sigo? Creo que no hace falta, además tampoco es plan de darle a Murphy demasiadas ideas.

Nikon D800 - 2.500€
Billete de avión a Irlanda - 125 €
Entrada a Blarney Castle - 12,50€
Dejarte olvidado el compesador de exposición a +3... no tiene precio.
Murphy, me la volviste a jugar!

En definitiva, que si algo puede salir mal, saldrá mal. Fijo que sí. Pero entre desastre y desastre seguiremos haciendo fotos, o al menos intentándolo. Este 2016 seguiremos probando de dar esquinazo al pertinaz sr. Murphy, o en el peor de los casos que se cebe con otro, que a nosotros lleva años dándonos caña. Y ya va siendo hora de que pare, no creéis?



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