"La aventura, la gran aventura, es contemplar cómo aparece una cosa desconocida cada día delante de tus ojos".

-Henry Cartier-Bresson-

20 nov 2015

Mar o Montaña... ¿por qué elegir?

Tengo suerte. Y mucha. Vivo en un sitio -para mí- espectacular. Es una zona tranquila, de clima suave, donde hay de todo y donde todo queda cerca, por ejemplo, la playa. O también la montaña. En poco más de media hora puedo pasar de estar bañándome en las tranquilas aguas del Mediterráneo a estar caminando por algún solitario sendero de montaña. Y eso me permite el no tener que escoger entre uno u otro... ¿Mar o Montaña? ¿Vosotros qué preferís? Yo, los dos. Cada uno tiene su época... o incluso puedo disfrutar de los dos paisajes en el mismo día... así es mi tierra.

Montaña

Eso es lo que hice esta semana... Por la mañana, juntamente con mi padre, nos fuimos de excursión por las Montañas de Prades, concretamente de Arbolí a Gallicant, una clásica -y muy suave- salida matinal a esta aldea abandonada desde donde obtuvimos unas preciosas vistas del pintoresco pueblo de Siurana, encaramado encima de un risco de vértigo.

El bosque entre la niebla. La Gitana, la llaman a estas nieblas bajas en mi zona. Arbolí (Baix Camp)
Panasonic DMC-FZ72
f8 - 1/320" - ISO 100
Filtro Polarizador

Arbolí, camuflado entre la niebla. (Baix Camp)
Panasonic DMC-FZ72
f8 - 1/640" - ISO 100
Filtro Polarizador

El pintoresco pueblo de Siurana, encima de un risco y con el Montsant al fondo. (Priorat)
Panasonic DMC-FZ72
f8 - 1/100" - ISO 100
Filtro Polarizador

Gracias al potente zoom de esta bridge, un plano más cercano de la iglesia de Siurana (Priorat)
Cabe decir que el estabilizador hizo aquí su trabajo!
Panasonic DMC-FZ72
f5,6 - 1/320" - ISO 100
Filtro Polarizador

Detalle de la puerta y la llave de la ermita de Sant Pau, en Arbolí (Baix Camp), tomada en el camino de regreso.
Panasonic DMC-FZ72
f7,1 - 1/20" - ISO 100
Filtro Polarizador

Mar

Por la tarde, después de comer -y de echar incluso una siestecilla en el sofá- me bajé a Cambrils a terminar de fotografiar el día en la playa. Son muchos los motivos fotográficos que nos brindan puertos y playas: reflejos, aves marinas, barcos, aguas teñidas de colores... sólo hay que tener un poco de suerte con la luz y escoger el punto de vista y los parámetros que nos convenzan más.


Barcas en el puerto de Cambrils (Baix Camp)
Panasonic DMC-FZ72
f8 - 1/250" - ISO 400
Filtro Polarizador

Una gaviota descansa en un laguito cerca de la playa del Regueral, Cambrils (Baix Camp)
Panasonic DMC-FZ72
f5,9 - 1/80" - ISO 400
Filtro Polarizador

Una solitaria chica caminando por el agua, con e puerto al fondo. Cambrils (Baix Camp)
Panasonic DMC-FZ72
f5,3 - 1/125" - ISO 160
Filtro Polarizador

Otra chica pasea con sus perros al atardecer. Cambrils (Baix Camp)
Panasonic DMC-FZ72
f5,5 - 1/80" - ISO 250
Filtro Polarizador

Si no llevamos la cámara, siempre podemos intentar inmortalizar el momento con el móvil.
Vale, esta foto no es del mismo día... pero es el mismo lugar. Cambrils (Baix Camp)
Panasonic DMC-FZ72
f4,3 - 1/25" - ISO 1600
Filtro Polarizador

Y poco más. Después de un fantástico día disfrutando tanto de la montaña como del mar toca volver a casa, descargar las fotos en el ordenador y ver lo qué tenemos, Y con suerte, hasta nos sentiremos satisfechos de alguna imagen! Y si no, repetiré otro día. Es lo que tiene estar cerca de todo.

Ah...y que quede entre nosotros... yo montaña, para qué negarlo!

11 nov 2015

Fotografía Fácil. Composición (IV). Los puntos fuertes

Siguiendo el tema de cómo distribuir armónicamente los elementos en una imagen, hoy os hablaré de los denominados Puntos Fuertes. Si leísteis mi último post sobre composición, el dedicado a Descentrar el motivo, seguro que ya tendréis una ligera idea de cuáles pueden ser estos puntos y dónde están...

En la retícula que se forma al aplicar la Regla de los Tercios, surgen unos puntos en las intersecciones de las líneas horizontales y verticales. Éstos son los denominados Puntos Fuertes de la imagen, y es en estos puntos (o cerca de ellos) donde es visualmente más atractivo colocar el centro de atención de la fotografía. Siempre y cuando, claro, que queramos descentrar el motivo.

Los puntos fuertes son aquellos formados por el cruce de dos
de las líneas de la Regla de los Tercios










Así pues, de esta manera tan sencilla ya tenemos otra guía que podemos usar para distribuir los elementos de una imagen, y más cuando el centro de la fotografía queremos que sea un punto concreto. Vamos a verlo con unos ejemplos.


Caracol en una persiana. Valldemossa, Mallorca.
Nikon D300S - Sigma 24-70 f2,8 IF EX DG
f/13 - 1/40" - ISO 800
Filtro polarizador


Es este caso, la foto es muy simple, pero funciona al situar el centro de atención de la foto (está claro cuál es) en uno de los puntos fuertes de la imagen. 

Me llamó la atención el contraste entre el caracol con el fondo verde de la persiana. 

Podía haber optado por cerrar más el encuadre, realizando un primerísimo plano, pero creo que las líneas verdes y negras de la persiana añadían fuerza a la composición (hablaremos de líneas en el próximo post), además de que situaban el elemento en el contexto que me había llamado la atención.

Así que opté por realizar un encuadre preciso para situar el caracol en uno de los puntos fuertes de la foto. 

Y ya está, a veces no necesitamos encontrar grandes motivos para que salga una buena foto, simplemente hay que organizarlos debidamente dentro de la imagen. 





Si dudamos cuál de los cuatro puntos fuertes utilizar, pensemos en cómo leemos... de izquierda a derecha y de arriba a abajo. Sencillo y lógico, verdad? Y es que la simplicidad siempre suele ser el mejor camino...


Vendedora en el bazar Khan el Khalili, El Cairo. Egipto.
Nikon F60 - Nikkor 28-80 f3,5-5,6D
Película fotográfica Kodak Gold 400

Hay casos en que la composición, esto es, la distribución de sus elementos dentro de la fotografía, surgirá sola en nuestra mente sólo con ver la imagen que tenemos delante. 

En esta foto, los hermosos ojos de la vendedora del bazar y su mirada penetrante guiaron la cámara (bueno, quizá fue mi mano y el instinto fotográfico...) para situarlos en uno de los puntos fuertes de la foto. De este modo, se convierten en el centro de interés de la imagen.


Otras tomas, en cambio, requerirán de más esfuerzo por nuestra parte para dar con un encuadre adecuado. 
Ahí es cuando interviene la experiencia, nuestros propios criterios y gustos personales y la decisión de si aplicar (o bien saltarnos) determinadas reglas fotográficas. 

Lo digo siempre... no tenemos por qué aplicar siempre todas y cada una de las reglas fotográficas que os estoy exponiendo. Hay fotos a las que componer según las reglas les va bien, otras en cambio requieren de ruptura, de más libertad creativa.  

Pero para romper con las reglas, hay que conocerlas, y esa es mi única intención al hablaros de ellas. Y a partir de hoy ya conocéis otra, la de los Puntos Fuertes. Seguirla o romper con ella, eso ya será decisión vuestra. 


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30 oct 2015

Mi color favorito? El otoño

Otro año más, llegó el otoño! Viendo la alfombra de hojas que cubren los bosques parece mentira que hace pocas semanas nos estuviéramos asando mientras vagueábamos tumbados en la playa... Pero en la naturaleza, como en todas las cosas, hay un ciclo mágico y vital que se repite una y otra vez. Y ahora toca disfrutar del otoño, de sus magníficos colores, de atardeceres bañados de luz y del frescor que nos trae la brisa...

Si... me siento poética hoy! Será que el otoño es una de mis estaciones favoritas (junto con otras tres) y por eso cada mes de Octubre me guardo unos días para escaparme a uno de mis rincones preferidos del mundo, la Val d'Aran, y recorrerme sus caminos, senderos y veredas en busca de los colores que la Naturaleza nos brinda. 

Este año tampoco he querido faltar a mi cita. Sería una descortesía hacerlo, y más con todo lo que este magnífico valle tiene por ofrecernos. Si podéis, escaparos algún otoño a conocerlo, o a reencontrarlo. La Val d'Aran siempre sorprende.

Borda entre el bosque. Valle de Varradós, Val d'Aran.
Nikon D800 - Sigma 70-200mm f2,8 APO EX DG OS
f18 - 1/3" - ISO 100
Trípode, cable disparador y filtro polarizador.

Riachuelo. Valle de Toran, Val d'Aran.
Nikon D800 - Sigma 24-70mm f2,8 IF EX DG
f8 - 4" - ISO 200
Trípode, cable disparador y filtro polarizador.

Abedules en movimiento. Valle de Valarties. Val d'Aran.
Nikon D800 - Sigma 70-200mm f2,8 APO EX DG OS
f22 - 1/2" - ISO 100
Trípode, cable disparador y filtro polarizador.

Una ligera capa de nieve cubre la parte más altas del Coth de Sendrosa. Banhs de Tredós. Val d'Aran.
Nikon D800 - Sigma 70-200mm f2,8 APO EX DG OS
f8 - 1/320" - ISO 400
Filtro polarizador.

Líneas de color. Valle de Valarties. Val d'Aran.
Nikon D800 - Sigma 70-200mm f2,8 APO EX DG OS
f13 - 1/40" - ISO 100
Trípode, cable disparador y filtro polarizador.

Arriu de Varradòs. Val d'Aran.
Nikon D800 - Sigma 24-70mm f2,8 IF EX DG
f22 - 1/2" - ISO 200
Trípode, cable disparador y filtro polarizador.

Canejan visto desde un mirador sobre el pueblo de Les. Val d'Aran.
Nikon D800 - Sigma 70-200mm f2,8 APO EX DG OS
f18 - 1/2" - ISO 100
Trípode, cable disparador y filtro polarizador.

Bosque y camino de acceso als Uelhs deth Joeu. Vall de Artiga de Lin. Val d'Aran.
Nikon D800 - Sigma 24-70mm f2,8 IF EX DG
f13 - 1/3" - ISO 200
Trípode, cable disparador y filtro polarizador.

Un pequeño hongo camuflado entre las hojas. Valle de Varradós. Val d'Aran.
Nikon D800 - Sigma 24-70mm f2,8 IF EX DG
f20 - 1/2" - ISO 100
Trípode, cable disparador y filtro polarizador.

Bosque cerca del Salt deth Pish. Valle de Varradós. Val d'Aran
Nikon D800 - Sigma 24-70mm f2,8 IF EX DG
f18 - 1/2" - ISO 100
Trípode, cable disparador y filtro polarizador.

Yo quiero vivir allí. Valle de Artiga de Lin. Val d'Aran.
Nikon D800 - Sigma 24-70mm f2,8 IF EX DG
f10 - 1/6" - ISO 200
Trípode, cable disparador y filtro polarizador.

Un Cavall Pirinenc Català (CPC) me mira con curiosidad. Valle de Varradós. Val d'Aran.
Nikon D800 - Sigma 70-200mm f2,8 APO EX DG OS
f5,6 - 1/400" - ISO 800
Filtro polarizador.




30 sept 2015

Fotografía Fácil: Formatear las tarjetas de memoria

La tarjeta de memoria es el respaldo físico en el que se almacenan las imágenes que tomamos con nuestra cámara fotográfica. Las hay de varios tipos (Compact Flash -CF-, Secure Digital card -SD-, Smart Media -SM-, Memory Stick -MS-, MultiMediaCard -MMC-, Picture Card -XD-, etc...) y aunque cada una tenga sus particularidades todas ellas tienen algo en común: es conveniente formatearlas para evitarnos problemas en la grabación de las imágenes desde la cámara.

¿Por qué formatearlas?

Cada fabricante de cámaras ha desarrollado su sistema propio de grabación de datos. Esto es, cada marca transfiere los datos desde la cámara al soporte de almacenamiento mediante su propio software. Incluso dentro de una misma marca también puede haber diferencias significativas dependiendo del modelo. Así pues, es muy recomendable preparar a la tarjeta para que esta transferencia se realice de manera ágil y segura, y que los datos captados por la cámara no se pierdan o deterioren en el proceso. Si damos formato a la tarjeta, simplemente la estamos preparando para que pueda leer y archivar la información que va a recibir del mismo modo que la cámara la va enviar, evitando errores y asegurando que nuestras fotos se graben de manera correcta.

¿Cómo le damos formato?

Con la cámara. Siempre hay que hacerlo desde la misma cámara en que va a ser utilizada. Es tan fácil como insertar (correctamente) la tarjeta de memoria en la ranura de la cámara, cerrar la tapa e ir al menú (normalmente en el menú de reproducción o visionado de imágenes) y buscar hasta que nos aparezca la opción "FORMATO" o "FORMATEAR". Seleccionamos y le damos al OK. Puede que nos aparezca un mensaje avisándonos que al hacer esto perderemos toda la información almacenada. Es decir, se borrarán todos los datos que pudiera haber en la tarjeta. Si, lo sabemos. Nos vamos a "cargar" todo lo que hay guardado y la tarjeta se reescribirá de nuevo. Otra vez lista para usar!



¿Cuándo formatear?

1- Siempre hay que dar formato cuando insertamos una tarjeta nueva en nuestra cámara. Siempre.
2- También cuando usemos una tarjeta proveniente de otra cámara fotográfica (recordemos, cada cámara transfiere los datos de una forma distinta).
3- Luego, es recomendable formatear la tarjeta con regularidad, para vaciarla y asegurar que el sistema funcione con rapidez. Por ejemplo, yo las formateo cada vez que vuelco los datos al ordenador, dejándolas a punto para la próxima vez.


¡Precauciones!

Como ya hemos dicho, al formatear la tarjeta vamos a perder todos los datos (fotos y vídeos) que contiene.

Por eso, si no queremos perder nuestras queridas fotos, debemos hacer una copia de toda la información, por ejemplo volcando el contenido de la tarjeta en el ordenador o en algún otro dispositivo de almacenamiento como un disco duro externo.



No es lo mismo borrar fotos que formatear la tarjeta. Al borrar, estamos eliminando las imágenes (seleccionándolas una a una, o todas juntas) pero no eliminamos los directorios que puedan haber en la tarjeta. Si usamos una tarjeta proveniente de otra cámara, esto puede no valernos. Al formatear, nos lo vamos a cargar todo, y la tarjeta quedará preparada para un nuevo uso con la cámara con la que formateamos.

Cuando copiemos las imágenes al ordenador, éste nos preguntará al terminar si queremos borrar las fotos ya copiadas. Si accedemos, no estamos formateando, simplemente estamos eliminando imágenes. El formateo, sólo puede hacerse correctamente desde la cámara en cual vamos a usar la tarjeta.


Un último consejo... al menos es lo que yo hago. Cada tarjeta la uso sólo con su cámara. Me explico... si tenemos varias cámaras fotográficas y en todas ellas puede ir el mismo tipo de tarjeta de memoria (por ejemplo las polivalentes tarjetas SD), yo nunca las cambio de cámara.

Por eso etiqueto cada tarjeta de memoria con el modelo de cámara con que la uso, así no las mezclo nunca. Quizá sea "rizar el rizo", o manías mías... pero por lo que cuestan hoy en día las tarjetas de memoria considero que es una inversión mínima que nos evitará pérdidas de fotos, corrupción de archivos y problemas de compatibilidad.

Y si no tenemos otro remedio que "aprovechar" una tarjeta de otra cámara (nos falta espacio y no tenemos otra), no os olvidéis de formatearla.


Así pues, este sencillo procedimiento nos asegurará que la transferencia de datos entre la cámara y la tarjeta sea correcta, y nos evitará futuros disgustos. Y no hace falta decirlo... bueno, a lo mejor sí... usad tarjetas de calidad, de marcas reconocidas, y acorde con el volumen de información que transfiera vuestra cámara. No tiene sentido llevar una D4 de 6000€ y usarla con una tarjeta de poca capacidad, lenta y obsoleta que va a ralentizar el proceso de grabación de datos... Así pues, sed consecuentes, cargad una buena tarjeta de memoria debidamente formateada en la cámara y disfrutad disparando, que de eso se trata!

7 feb 2015

Viajes: Irlanda, La Isla Esmeralda (II). El suroeste.

Para mí, la mejor forma de viajar es a tu aire. Poniendo rumbo hacia donde quieras, parando donde te apetezca, visitando lo que te venga en gana -y no lo que se supone se debe ver-.  En definitiva, a tu bola. Vale, esta manera de viajar no va con todo el mundo. Hay gente que, cuando sale de vacaciones, no quiere preocuparse por nada, otros simplemente no tienen tiempo para preparar/planificar un poco el viaje, e incluso hay algunos que no sabe hacerlo, que se ven perdidos sin un guía que los "aborregue".

Dicho esto -y cuidado, que nosotros ya tuvimos nuestra ración de "aborregamiento" en Dublin- Irlanda es una país ideal para disfrutarlo a tu aire, por sus moderadas distancias, por la amabilidad de sus gentes, porque cada recodo del camino puede depararte una visión maravillosa... En fin, que lo mejor es alquilar un coche y aventurarse a conducir por la izquierda en las estrechas carreteras irlandesas.

Era ya media tarde cuando dejamos atrás Dublin, lo que no nos preocupaba demasiado. El día era aún bastante largo a principios de Septiembre y no debíamos recorrer muchos kilómetros hasta nuestro siguiente destino, Kilkenny, en el condado del mismo nombre.

Con este pequeño Renault Clio, al que apodamos "Puffy", nos recorrimos Irlanda!
Nikon D300s - Sigma 18-50 f2,8 EX DC Macro
f9 - 1/40" - ISO 200

Aprovechamos los 120km que nos separaban de nuestro destino para empezar a familiarizarnos con la conducción por el otro lado. En un primer momento puede parecer un lío, pero te acabas acostumbrando -como todo-. Sólo hay que tener en cuenta que la preferencia está a la izquierda, y al incorporarnos a la circulación, o en un cruce, debemos hacerlo por la zurda de la vía (nuestra tendencia natural es colocarnos instintivamente en el carril derecho) . Y poco más, soportar algún manotazo contra la puerta al querer cambiar de marchas sin pensar que la palanca de cambios está a la izquierda del volante... no, si es divertido y todo!

Kilkenny es una bonita población (algunos lo llaman pueblo, otros ciudad) apodada "la ciudad de mármol". Es conocida por sus edificios medievales, por los Kilkenny Cats -su equipo de hurling, un deporte tradicional gaélico que del que no puedo decir nada aunque quisiera, sólo que se juega con una especie de palo o stick- y su animada vida nocturna. Así que una vez encontrado el Bed&Breakfast para esa noche, nos fuimos a dar una vuelta, cenar algo y nos metimos en un pub, donde degustamos unas pintas de Kilkenny -su cerveza local- mientras disfrutamos de un concierto en directo del grupo "The Kilkennys".  No...muy originales con los nombres no son... quizá demasiada cerveza??

Kilkenny Castle, Kilkenny, Irlanda.
Nikon D300s - Sigma 18-50 f2,8 EX DC Macro
f8 - 1/200" - ISO 200

Esa noche ya empezamos a descubrir que los irlandeses, y sobretodo cuando te los encuentras en un pub -media pinta de cerveza en la jarra, la otra media repartida entre su estómago y sus ropas- son una gente extremadamente simpática y locuaz. El pub no sólo es el lugar de reunión del pueblo, es como un pequeño ecosistema plagado de personajes de todas las edades y condiciones, un sitio para encontrarte con tus amigos y disfrutar de un rato de charla y diversión. Y es que los irlandeses no beben para ahogar las penas, si no para divertirse. Ya sabía yo que nos lo íbamos a pasar bien en este viaje!

A la mañana siguiente, después de pasear por los jardines de Kilkenny Castle, volvimos a la carretera para seguir bajando hacia el extremo suroeste de la isla, donde esperábamos encontrarnos con la irlanda "de postal" que veníamos buscando. Al pasar por Cashel, nos llamó la atención el llamado "Rock of Cashel", un antigua fortaleza del s. V (aunque la mayoría de edificios que aún se tienen en pie son del XII-XIII) emplazada en lo alto de una colina, así que paramos a verla.

Pared exterior de la antigua catedral, con el sol atravesando su rosetón
Rock of Cashel, condado de Tipperary, Irlanda.
Nikon D300s - Sigma 18-50 f2,8 EX DC Macro
f22 - 1/25" - ISO 200
El recinto es espectacular, y aunque la mayoría de edifios están medio (o totalmente) derruidos, aún se puede apreciar que este sitio fue el centro del poder real y eclesiástico del país durante más de un milenio, hasta que las tropas de Cromwell asediaron la fortaleza en 1647, pasando a cuchillo a todos sus habitantes.

Desde la colina en que se asienta Rock of Cashel se disfrutan de estupendas vistas de la llanura de Tipperary (en la edad media no escogían las localizaciones de sus castillos al azar, no) así que pasamos un rato regalándonos la vista con tanto verdor y tranquilidad. Cerca de allí, en los prados cercanos, se yerguen los restos del antiguo Priorato de Athassel, un antiguo convento agustino que se cree que fue el más grande del país hasta su incendio en 1447. El lugar irradia calma por doquier.

Athassel Priory, condado de Tipperary, Irlanda
Nikon D300s - Sigma 70-200 f2,8 EX DG Macro
f9 - 1/200" - ISO 200

Detrás de sendos cafés con leche (si, de día y con muchos kilómetros aún por delante, esa bebida es quizá más aconsejable que la cerveza) decidimos hacia dónde seguir. Básicamente teníamos dos opciones en mente, bajar hasta Cork y el estuario del Lee o seguir en dirección oeste remontando el curso del río Blackwater hasta Killarney y sus 3 lagos. Esto es lo bueno de ir por libre, que haces en cada momento lo que más te apetece, y como ninguno de los dos teníamos demasiadas ganas de meternos en otra ciudad (aunque estoy convencida que Cork bien merece una visita), optamos por la segunda opción y, mapa en mano, atravesamos los condados de Cork y Kerry por vías tranquilas y estrechas, rodeadas del más absoluto verdor e impregnadas de aroma a heno y hierba fresca.

A media tarde estábamos ya en la orilla este del Lago Muckross, uno de los tres que forman el PN Killarney Lakes, y decidimos acercarnos a ver la cascada de Torc. Un corto paseo por un precioso sendero asequible hasta a los caminantes menos avezados, pero no por eso exento de belleza.

Cascada de Torc, PN Killarney Lakes, condado de Kerry. Irlanda
Nikon D300s - Sigma 18-50 f2,8 EX DC Macro
f18 - 1,6" - ISO 200

Pasamos el resto de la tarde explorando los alrededores del lago, en concreto el curso bajo del río Owengarrif y terminamos visitando la Muckross House, una fantástica mansión del s.XIX situada a orillas del lago del mismo nombre.

Río Owengarrif, PN Killarney Lakes, condado de Kerry. Irlanda
Nikon D300s - Sigma 18-50 f2,8 EX DC Macro
f10 - 2,5" - ISO 200

Esa noche dormimos en Killorglin, una pequeña y tranquila población a orillas del río Laune que sirve de base tanto para explorar el parque nacional de los tres lagos como para realizar una de las rutas más conocidas del país, el Ring of Kerry, un recorrido circular que da la vuelta a la península de Iveragh ofreciendo al visitante soberbias vistas de la costa sur de la isla. Y ése era nuestro plan para el siguiente día.

Cuando viajo, sea el tipo de viaje que sea, siempre me llevo una guía del lugar. Me sirve tanto para planificar un poco el viaje como para, una vez allí, saber más sobre la historia y las peculiaridades de lo que visito. Pero, sin duda, hay una cosa mejor que una buena guía: los consejos de los lugareños. A veces te recomiendan sitios que no salen en las guías (o que aparecen sólo de pasada) y que -según ellos- tienen mucho más interés, son más bonitos o simplemente están alejados del turismo de masas.

Ya me pasó en la Bretaña francesa, cuando la dueña de un B&B nos recomendó que nos acercáramos a la isla de Bréhat, y en Irlanda también nos dieron un valioso consejo, referido al Ring of Kerry: "No paréis dónde paran los autobuses. Se paran ahí, no por qué las vistas sean mejores -de hecho, vistas bonitas las hay durante todo el recorrido- si no porque hay suficiente espacio para ellos. Parando donde ellos, estaréis siempre rodeados de gente. Si queréis descubrir un sitio fantástico, llegaros hasta la isla Valentia. Hasta allí no llegan los autobuses, es preciosa y estaréis solos".

Creo que nunca podré agradecer lo suficiente al dueño del Coffey's River's Edge de Killorglin esa recomendación. En efecto, a cada pocos kilómetros encontrábamos miradores donde se agolpaban los turistas de autobús, los que no tienen derecho a bajar donde quieren. A ver, que no es nada malo, pero odio ir en ese plan. Nosotros no es que no nos detuviéramos en ninguno de ellos -a veces nos picaba la curiosidad, y parar donde quieres es una libertad de la que dispones al tener tu propio vehículo- pero hicimos la ruta hasta el extremo sur de la península sin demasiados altos en el camino. Una vez allí tomamos un pequeño transbordador y en unos pocos minutos estábamos en Knightstown, el puerto de entrada a la pequeña isla.

Valentia Island, condado de Kerry. Irlanda
Nikon D300s - Sigma 18-50 f2,8 EX DC Macro
f14 - 1/60" - ISO 200

Después de una pequeña visita a la minúscula oficina de turismo local -adiós de nuevo a la esperanza de ver colonias de frailecillos en el vecino islote de Skellig: "no, ahora no es la época", me dijeron- empezamos a recorrer la isla. Las estrechas carreteras por donde habíamos circulado hasta entonces no eran nada comparadas con las Valentia Island, meros caminos asfaltados por donde, y muy ocasionalmente, nos cruzábamos con algún otro coche o tractor.

Fue así como subimos hasta Geokaun Mountain y vimos los acantilados de Fogher rodeados de curiosas ovejas, visitamos las antiguas canteras de pizarra de la isla (Grotto&Slate Quarry) y nos dimos una vuelta por el faro de Cromwell Point, entre otros lugares. Hay una frase que dice "Quizá puedes hacerte Irlanda en un día, pero realmente sólo conocerás Valentia Island a lo largo de una vida". Bueno, quien acuñara esa frase puede que hubiera tomado demasiada cerveza, o estuviera afectado por el viento que reina siempre en la isla, pero lo cierto es que es un sitio donde el tiempo parece que se detiene y todo va a otro ritmo. Y la verdad, me encantan esos lugares. Y mucho.

Volvimos a la isla principal por el puente que la comunica con Portmagee, y después de comer en Ballynskelligs volvimos a subir y bajar por las serpenteantes carreteras de Iveragh, mientras íbamos disfrutando de las fantásticas vistas sobre la bahía de Kenmare.

Entrada a la Bahía de Kenmare, condado de Kerry. Irlanda
Nikon D300s - Sigma 18-50 f2,8 EX DC Macro
f9- 1/80" - ISO 200

Una vez se deja atrás la población de Kenmare, si se quiere completar todo el recorrido circular hay que girar a la izquierda y por la N-71 llegar hasta Killarney. En ese tramo se deja atrás la espectacular línea costera de Iveragh y la carretera discurre por el interior de la Irlanda más rural, la que está salpicada de granjas y cottages, y rodeada -cómo no- de campos verdes y cercas de piedra.

Pero antes de terminar la jornada, debíamos atravesar otra vez el PN Killarney Lakes, esta vez desde el lado sur. Realizar este recorrido sin parar a cada pocos kilómetros es simplemente una quimera, así que nos tomamos nuestro tiempo. Ladie's View (el mirador de las damas), es un lugar que debe su nombre al entusiasmo que causó entre las damas de compañía de la reina Victoria en 1861. Las vistas desde ese punto son preciosas y la luz cálida y brumosa de la tarde le añadía encanto.

El lago Superior visto desde Ladie's View. PN Killarney Lakes, condado de Kerry. Irlanda.
Nikon D300s - Sigma 18-50 f2,8 EX DC Macro
f9 - 1/50" - ISO 200

Nos despedimos del lugar con un paseo hasta "the meeting of the waters", el punto exacto donde confluyen las aguas de los tres lagos que forman este Parque Nacional (Superior, Muckross y Leane). Estuvimos un buen rato sentados en el puente Old Weir, sin hacer nada más que contemplar como fluía el agua mientras se iba escapando la tarde. Luego, remataríamos el día con una pinta en Kate Kearney's Cottage, una antigua taberna ilegal del s.XIX y que hoy sigue siendo un pub. Sin duda, el final perfecto para un día perfecto.

A la mañana siguiente dejamos atrás el precioso condado de Kerry para seguir ruta hacia el norte, en pos del que sería otro de los grandes momentos del viaje: los Cliffs of Moher, los famosos acantilados verticales que constituyen uno de los iconos más conocidos del país. Para llegar hasta ahí desde Killarney optamos por ir directos hasta Tarbert y desde allí cruzar en ferry el fiordo o estuario del Shannon.

Faro de Tarbert, estuario del Shannon, condado de Kerry. Irlanda.
Panasonic Lumix DMC-LX3
f5,6 - 1/1000" - ISO 80

La verdad, no costó mucho dar con los famosos acantilados. Siendo la principal atracción turística natural del país -más de un millón de visitantes al año- el recorrido está señalizado hasta la saciedad, y si no, sólo hace falta seguir alguno de los muchos autobuses que se dirigen hasta allí (aunque la mayoría vienen desde Dublin o Limerick). Aún así, el lugar es muy grande y está de sobras preparado acoger a muchos visitantes a la vez.

Me gustó especialmente cómo han construido el centro de visitantes, disimulado bajo tierra como una especie de cueva, para no romper del todo la estética y la mística del lugar. Impacto medioambiental y tal. Y hablando de impacto, pasear a escasos centímetros de esas escarpadas paredes verticales (de más de 200 metros de altura) si me impactó.

Cliffs of Moher, condado de Clare. Irlanda.
Nikon D300s - Sigma 18-50 f2,8 EX DC Macro
f18 - 1/50" - ISO 200

Para los que sufran de vértigo, o miedo a las alturas, decir que se han construido unos 600 m. de plataformas de observación y miradores perfectamente seguros y sin riesgo, esto es, con muros de piedra. Aún así, si se quiere tener una experiencia mucho más auténtica, no hay más que saltarse a la torera la recomendación de "do not pass beyond this point" (no pase más allá de este punto) y seguir el ondulante sendero que lleva hasta Hag's Head (la Cabeza de la Bruja). Nosotros no llegamos hasta ese punto, pero sí que recorrimos -con mucho cuidado- un buen trecho de ese sendero.

Un detalle curioso: para los que -como yo- somos unos frikis de la fotografía, en la página web oficial www.cliffsofmoher.ie hay un apartado que nos indica (aunque sea a grandes rasgos) cuál es la mejor hora del día para las fotos. Sin duda, una interesante ayuda para planificar nuestra visita a esta maravilla natural!

Y hablando de fotos, dicen que el castillo más fotografiado de Irlanda es Dunguaire Castle. No creo que tenga ningún aliciente que no puedan tener otros castillos, pero supongo que el volumen de turistas que pasan por su lado yendo desde los Cliffs of Moher hasta Galway, influye en esa estadística. Si, nosotros pasamos por allí y -obviamente- también le hicimos algunas, además, la luz a esa hora de la tarde era estupenda!

Dunguaire Castle, condado de Galway. Irlanda
Nikon D300s - Sigma 18-50 f2,8 EX DC Macro
f10 - 1/50" - ISO 200

Esa noche dormimos en los alrededores de Galway, la ciudad más bohemia y fiestera del oeste del país. Ya podéis ver que en este viaje -de momento- pocas ciudades habíamos hollado, y nuestra incursión por Galway se limitó a dar una vuelta por el casco antiguo, ver los antiguos muelles, el Spanish Arch y poco más.

Nuestro periplo por el suroeste había concluido, a partir de ahí dedicaríamos un par de días a la zona oeste del país antes de internarnos en el siempre belicoso Ulster. Pero todo eso os lo contaré en otro post, que si no se hace muy largo.


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27 ene 2015

Fotografía Fácil. Composición (III). Descentrar el motivo.

Como ya vimos en el post donde os hablaba de la simetría, al principio todos tendemos a colocar el punto de interés en el centro de la imagen. Parece que sea lo más natural, vemos algo que nos llama la atención, alzamos nuestra cámara, apuntamos y disparamos. Voilá! Ya tenemos una foto.

Sin ser necesariamente un error, muchas veces este tipo de fotografías resultan demasiado obvias, aburridas, estáticas...en una palabra: sosas. Otras veces un encuadre tan poco trabajado sí resulta un auténtico desastre. Es por esto que en muchas ocasiones conviene colocar el punto de interés fuera del centro de la foto, desplazándolo hacia uno de los lados. De esta manera es posible que consigamos imágenes con más interés, más dinámicas y con un encuadre mejor estructurado, lo que hará que resulten más agradables a la vista.

Un ejemplo de encuadre con el punto de interés fuera del centro de la foto.
Carrick-a-Rede rope bridge. Costa de Antrim, Irlanda del Norte (Reino Unido)
Nikon D300s - Sigma 70-300  f4-5,6 DL Macro
f6,3 - 1/400" - ISO 400

Pero, si lo hacemos, ¿dónde lo colocamos? ¿A qué lado de la imagen? ¿A qué distancia?... en definitiva... ¿hay alguna guía que nos sirva para distribuir los objetos dentro del encuadre?

La Proporción Áurea

NOTA: Me gustaría aclarar que voy a explicar esto de manera muy esquemática para  que resulte fácil de entender (a mi, la primera). Mi intención es, simplemente, mostraros cómo el tema de mantener unas proporciones armónicas en el arte ya viene de lejos, y porqué se viene haciendo de esta manera desde hace siglos, incluso mucho antes que se inventara la fotografía. No quiero, ni puedo, hacer un tratado sobre el número áureo, simplemente mi intención es compartir unas pinceladas de este tema para qué sepáis cómo hemos llegado a estas conclusiones.

También llamada "La Divina Proporción" se trata de una relación o proporción entre los segmentos de una recta. En teoría es simple... tenemos una recta (A) y queremos dividirla en dos segmentos desiguales pero que muestren una proporción armónica (B y C). Aplicando la Proporción Áurea, obtendremos dos segmentos desiguales en los cuales la proporción entre el total de la recta (A) y el segmento más grande (B) será igual a la proporción entre el segmento grande (B) y el pequeño (C).

Es decir, la proporción que hay entre A y B es la misma que entre B y C. La proporción entre ellas, no la medida!

Esta proporción, está basada en un número irracional (es decir, un decimal infinito y no periódico) y que es conocido desde la antiguedad como Phi (que no Pi!!), en honor al escultor griego Fídias.


Esta proporción, nos ayudará a distribuir los elementos de una escena de manera armónica. 

El símbolo Phi y el Número Áureo, una ayuda para componer y más
presente en nuestras vidas de lo que os podáis imaginar.

Vale, lo sé... hasta ahora todo esto nos está sonando a chino (o quizá mejor dicho, a griego clásico) y nos cuesta ver la relación entre todo este galimatías y la composición fotográfica.

Lo cierto es que el Número Áureo, o la Proporción Áurea, está presente en incontables obras de arte, construcciones, composiciones musicales y otras estructuras desde la antigüedad hasta nuestros días. Algunos ejemplos son la Gran Pirámide de Gizeh, el Partenón, algunas esculturas de Miguel Ángel o pinturas de Leonardo da Vinci, la Torre Eiffel y hasta las sonatas de Mozart o la 5ª Sinfonía de Beethoven... y qué queréis que os diga... éstos si que sabían algo de composición!

Y no hace falta ir tan lejos... en la misma naturaleza encontramos un montón de ejemplos de organismos que siguen la Divina Proporción: la disposición de los pétalos de una flor, la relación en espiral del caparazón de un caracol, la proporción entre el grosor de las ramas principales y el tronco de un árbol, incluso en el cuerpo humano encontramos mil y un ejemplos de esta proporción áurea (distancia entre ombligo y plantas de los pies respecto a la altura total, falanges de las manos...) ¿hace falta que siga?

Es indudable que la Proporción Áurea está presente en todas partes, así que también puede ser una buena guía para estructurar y componer, pero... ¿cómo aplicamos esta Divina Proporción a la fotografía? Bueno...la verdad es que tampoco hace falta comernos mucho la cabeza...



Aplicando el Número Áureo a nuestro rectángulo fotográfico (si, si, el 24x36 de toda la vida) nos da como resultado unas proporciones. Ahora sí, ya tenemos una primera idea de dónde situar el centro de interés de una imagen cuando no queramos una composición simétrica. A partir de aquí, sólo nuestra creatividad será el límite!

Rosa Amarilla
Panasonic Lumix DMC-LX3
f4 - 1/160" - ISO 80


Aplicación de la Proporción Áurea para encuadrar de manera estética.

El centro de atención es el ojo de la rosa, y el punto de la fotografía donde está situado no fue escogido al azar, sino aplicando y volviendo a aplicar las proporciones marcadas por el Número Áureo.





La Regla de los Tercios

Vale... supongamos que aceptamos barco como animal acuático... ¿esto quiere decir que cada vez que queramos tomar una imagen descentrada (no simétrica) tendremos que aplicar a rajatabla estas proporciones? Los que, como yo, somos más de letras que de números... ¿tendremos que incluir una calculadora en nuestro equipo? Ay Dios...ya me veo repasando álgebra y geometría...y a mi edad...!

Tranquilos, nada de eso va a ser necesario. Estoy de acuerdo en que los fotógrafos somos un poco raritos... pero esto ya sería pasarse! Para poder aplicar sencillamente la Proporción Áurea y poder componer de manera rápida nuestras imágenes, tenemos una adaptación muy simple de toda esta teoría en la llamada Regla de los Tercios.

Sólo hace falta que dividamos la escena (nuestro recuadro fotográfico) en tres partes, tanto horizontal como verticalmente, y que nos valgamos de esta sencilla guía para situar el centro de interés de la imagen en alguna de estas líneas. Vaaaale... quizá las líneas de la Regla de los Tercios no se correspondan exactamente con las de la Proporción Áurea, pero se aproximan bastante y con eso ya nos vale. Es lo que tiene simplificar.

Aplicación sencilla de la Proporción Áurea en fotografía y composición: La Regla de los Tercios

¿Os suenan estas líneas? Pues a partir de ahora se convertirán en vuestras mejores amigas para componer de manera estética y estructurar armónicamente una imagen. De hecho, muchas de las actuales cámaras fotográficas tienen una opción que permite situar esta retícula de la Regla de los Tercios en el mismo visor o en la pantalla, para ayudarnos con la composición. Así de fácil. La verdad... cada vez que los pienso, creo que Fídias fliparia. En colores.

Amanecer en Stovepipe Wells. PN Death Valley, California (USA)
Nikon D300s - Sigma 18-55 f2,8 EX DC Macro
f13 - 1/60" - ISO 100
Un ejemplo, el caso más típico es dónde situar el horizonte en una foto. Salvo contadas excepciones (simetría, reflejos) es bueno intentar situarlo en el tercio inferior o superior de la fotografía. La elección de una u otra línea dependerá de si queremos dar más importancia a los elementos que se encuentran en el terreno o enfatizar el cielo.

Este fue el caso de la foto que utilizo como ejemplo. Ese día había un cielo azul pálido y aburrido, que no aportaba nada de interés a la toma, por eso decidí situar el horizonte (en este caso la línea más o menos visible que separa desierto y montañas) en el tercio superior de la imagen.

Si hubiera habido un cielo lleno de nubecitas blancas (si, el sueño de todo fotógrafo) seguramente le hubiera dado más protagonismo, encuadrando el horizonte el el tercio inferior.


Aquí podemos ver otro ejemplo, en este caso aplicando la regla de los tercios verticalmente a la composición.

Camino de Santiago, tramo San Juan de Ortega - Agés (Burgos)
Panasonic LUMIX DMC-LX3
f5 - 1/1000" - ISO 80
Esta fotografía del Camino de Santiago tiene un punto de interés principal, el peregrino que sigue su camino. Además, el hecho de que el caminante vaya vestido de rojo también le hace destacar en la composición (aquí podéis ver el post dedicado a los colores)

Pero a su vez, también hay otro punto de interés en la toma, y ése es el árbol que aparece en primer plano, con lo cual tomé la decisión de componer la imagen en base a estos dos elementos, buscando rápidamente un punto de vista que me permitiera situarlos cada uno en un tercio de la imagen.

Os sorprenderá la rapidez en encuadrar por tercios en cuanto tengamos un poco de práctica y el ojo bien entrenado. Quizá al principio cueste, pero una vez habituados, la composición se formará sola ante nuestros ojos.


Golden Gate, San Francisco (USA)
Nikon D300s - Sigma 18-50 f2,8 EX DC
f8 - 1/125" - ISO 200
A veces, para encontrar un punto de vista que nos satisfaga, habrá que moverse, jugar con las distancias focales (el zoom), subirse a algún sitio o bajar la cámara. No nos conformemos con el típico "enfocar y disparar"! Una composición más cuidadosa nos permitirá organizar agradablemente los elementos de una imagen, con lo cual la foto final será siempre más armónica y atractiva a la vista.

En este caso, también estructuré la imagen en base a la Regla de los Tercios. Aproximadamente en el tercio inferior situé la pasarela del puente mientras que la primera torre del famoso Golden Gate está en línea con el tercio derecho.

Para conseguir esta composición, tuve que moverme un poco y jugar con las focales, hasta lograr dar con el encuadre que me gustó.

Y es que, es bien cierta esa frase que dice que "La fotografía es, antes que nada, una manera de mirar. No es la mirada misma".

Antes de dar por terminado el post de hoy, quisiera hacer una última consideración. Tanto con esta Regla de los Tercios como con las otras técnicas de composición, es bueno saber que no basta con aplicarlas al pie de la letra para que todas nuestras fotos sean perfectas y excepcionales. Si acaso, serán imágenes mejor estructuradas, más estéticas y dinámicas.

Y como todo en la fotografía, debemos tener suficiente criterio para decidir cuando aplicamos las reglas y cuando las rompemos. Afortunadamente, en este arte no siempre uno tiene que seguir las reglas.


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